28.11.2016 20:25 h

El fútbol uruguayo, en crisis por violencia

Algunos aficionados de Peñarol volvieron a mostrar su violencia. (Foto: Imago)
Algunos aficionados de Peñarol volvieron a mostrar su violencia. (Foto: Imago)

Una serie de hechos violentos que incluyeron muertes de hinchas y la suspensión del clásico Peñarol-Nacional el domingo, puso al fútbol uruguayo ante el desafío de conjurar la violencia que campea en las hinchadas para seguir siendo faro de la pasión deportiva.

La suspensión el domingo del encuentro clásico entre los dos 'grandes' del fútbol local por el Campeonato Uruguayo Especial, una fecha muy esperada por los aficionados, fue la gota que derramó el vaso y podría ser también el golpe de gracia a un torneo que se ha visto salpicado de incidentes violentos.

Los problemas comenzaron en una de las puertas de ingreso al mítico Estadio Centenario de Montevideo, cuando parciales de Peñarol tiraron una garrafa (o bombona) de gas a uno de los funcionarios que controlaba el ingreso. La policía decidió suspender la entrada de parciales e incluso desalojar la tribuna Amsterdam, donde habitualmente se concentra parte de la hinchada 'aurinegra'.

Los incidentes se multiplicaron. Imágenes difundidas por medios locales, en algunos casos provistas por vecinos de la zona que grabaron con sus celulares, muestran profusos enfrentamientos entre hinchas de Peñarol y policías a pie y a caballo. También dentro del estadio se produjo el saqueo de puestos de comida y en total hubo casi 200 detenidos.

El partido podía definir la punta del Campeonato, toda vez que Nacional compartía el liderato con Danubio. Los clásicos Peñarol-Nacional se juegan habitualmente con seguridad reforzada para controlar desbordes en las parcialidades de los dos equipos más populares del país, y el juego del domingo no fue la excepción.

Vigilancia insuficiente

Más de 1.000 policías fueron destinados a vigilar el Centenario y sus inmediaciones, y un espacio libre quedó en la Tribuna Olímpica del recinto sede del primer Mundial de Fútbol, como forma de evitar el contacto entre las dos hinchadas. Pero las medidas no alcanzaron.

"No están dadas las garantías de seguridad por la situación que se está dando en la Ámsterdam y el ingreso y su evacuación traería muchos heridos", dijo el director de la Policía, Mario Layera, en la tarde del domingo para explicar la determinación que llevó a suspender el partido.

Los ánimos venían caldeados tras la muerte de un parcial de Peñarol a comienzos de noviembre, asesinado por hinchas de Nacional que lo balearon un mes antes. El episodio consternó a la población por su violencia y porque se produjo por una acción de hinchas fuera de un estadio, fuera de un contexto de partido.

Varios hinchas de Nacional balearon a tres hinchas de Peñarol que festejaban el aniversario del club 'mirasol' en una localidad cercana a Montevideo, aparentemente para robar sus banderas. Uno de los jóvenes, de 21 años, falleció a consecuencia de las heridas y una de las fechas del Campeonato fue suspendida a raíz de este episodio.

El resultado del partido del domingo, si se jugará o no a puertas cerradas como pidió Peñarol, es una incógnita. El propio presidente de Peñarol, Juan Pedro Damiani, se había mostrado partidario de suspender el campeonato tras la muerte del hincha aurinegro. "Estamos matando al fútbol", dijo el dirigente el domingo.

Problemática que va más allá de los estadios

La Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF) tendrá la última palabra en un fallo que podría tardar en conocerse. El asunto "hay que ponerlo en un contexto social mucho más amplio" que el del fútbol, estimó el sociólogo e investigador Leonardo Mendiondo, especialista en violencia en el deporte, en diálogo con la AFP. "El fútbol -explicó- no es el reflejo de la sociedad, sino que es la sociedad", un ámbito de diversidad sociocultural en un mismo espacio.

Para Mendiondo, estos problemas no pueden explicarse sin comprender la evolución del país. "Fuimos una sociedad hiperintegrada (...) que compartía un paradigma ético-normativo" pero "se empezaron a formar subculturas", que también se expresan en el fútbol. Mendiondo estimó que algunas medidas contribuyeron a caldear los ánimos. La separación de las tribunas, sostuvo, es un ejemplo. "Cuando separan en vez de juntar, no los juntan más", resumió.

afp/livefutbol