01.10.2014 17:09 h

Las dos coreas juegan una emblemática final

Corea del Norte y Corea del Sur, que siguen oficialmente en guerra, se medirán el jueves en la final del torneo de fútbol de los Juegos Asiáticos lleno de símbolos en Inchon, lugar de una de las batallas decisivas de la Guerra de Corea (1950-1953).

A menos de 200 kilómetros de la frontera más fortificada del mundo, los dos equipos se medirán por algo más que una medalla de oro, en una competición reservada a los jugadores Sub-23. La final supera el simple marco del fútbol y los gobiernos de los dos estados hermanos han puesto en juego el orgullo nacional.

Por ello, en caso de victoria el jueves, Seúl recompensará a sus jugadores, grandes favoritos del torneo, eximiéndoles del servicio militar obligatorio de dos años. Mientras, las autoridades de Pyongyang no dejarán escapar una oportunidad como esta y sus amplías posibilidades propagandísticas.

En caso de victoria de los 'Chollima' (caballos con alas), estos serán recibidos como héroes en el Norte y serán colmados de regalos (apartamentos, coches, etc), como los otros deportistas norcoreanos vencedores a nivel internacional.

Mientras tanto, atletas y miembros de la delegación comunista se han reunido para expresar su ardiente amor por su líder, Kim Jong-un. Durante la ceremonia, numerosos poemas y canciones rindieron homenaje al hombre fuerte del régimen.

Los jugadores pueden esperar en cualquier caso un ambiente de sobreexcitación en el estadio Munhak (49.000 espectadores). Sobre todo, tras la demostración de fervor hecha por los hinchas surcoreanos en cuartos de final contra Japón, antigua fuerza colonial, que llevó al Comité Olímpico Japonés (JOC) a presentar una queja oficial.

afp