El capitán Danilo Barbosa, jugador del Sporting Braga luso pero con futuro cercano en la Juventus de Turín italiana, y Andreas Pereira, enganche del Mánchester United inglés, han sido los revulsivos que tuvo Brasil Sub-20 en el Mundial de Nueva Zelanda-2015, donde disputará las semifinales ante Senegal el próximo miércoles.

Ambos jugadores que comparten la mitad de la cancha en la nueva Canarinha de Rogerio Micale, armada de apuro con apenas 20 días de trabajo, no habían disputado el Sudamericano de Uruguay-2015, en enero pasado, cuando los brasileños que dirigía Alexandre Gallo acabaron en el cuarto puesto sin mostrar cartas para ir a la Copa del Mundo con ilusión de ganarla por sexta vez en su historia.

Sin dudas, Danilo ha sido el chico más determinante de Brasil Sub-20, el jefe del campo que ordena, defiende y también ataca, exhibiendo una clase mundial que ha pegado en el ojo de los dirigentes de la Juventus, dispuesta a pagar unos 10 millones de euros por su pase, según el diario deportivo italiano Gazzetta dello Sport, aunque el Mónaco y el Valencia también negocian con su representante Jorge Mendes.

"Las oportunidades siempre aparecen, pero soy una chico que vive mucho el presente. Hoy estoy enfocado en la selección, en lo que quiero lograr aquí", explica a la prensa de su país el joven formado en las divisiones inferiores del Vasco da Gama, quien también está haciendo un buen trabajo en Nueva Zelanda para ganarse un lugar en la lista de Dunga para los Juegos Olímpicos de Rio-2016 con la selección Sub-23.

Brasil viene de ganar en octavos de final a Uruguay por penales y a Portugal del mismo modo en cuartos, por lo que el cansancio ha golpeado las reservas auriverdes, aunque Danilo, de 19 años, piensa que "en una Copa del Mundo no hay cansancio, ni dolor y hay que superar todas las dificultades".

Un experto tempranero

Convocado en las selecciones brasileñas desde la Sub-14, Danilo es la voz de la experiencia del vestuario, un joven que ya pasó por muchas batallas y aún recuerda el revés en el Mundial Sub-17 de Emiratos-2013, en el que los brasileños cayeron en cuartos de final por penales ante México, y él se está tomando revancha esa revancha personal en tierra neozelandesa.

"Ser capitán causa cierta admiración para los que recién llegan y serlo en un Mundial es algo especial", apunta Danilo. Uno de esos jóvenes se llama Andreas Pereira, quien nació en Bélgica cuando su padre Marcos jugaba en la liga de ese país.

Por su pasaporte belga se hizo un Diablito Rojo, representando a los belgas en la Sub-16 y Sub-17, hasta que se decantó por ponerse la camiseta de la Canarinha para este Mundial Sub-20 cuando fue convocado por su elegancia y calidad como armador en el gigante inglés Manchester United, equipo en el que ya debutó en primera división.

"Tiene mucha calidad técnica. Tiene la habilidad del brasileño y el entendimiento táctico del europeo. Creemos que tiene un gran futuro en la selección y en su club. Tiene que mejorar algunas cosas, está en un proceso de maduración, pero veo un futuro promisorio", considera su seleccionador Rogerio Micale, quien lo ha usado como arma para cambiar el transcurso de los partidos en Nueva Zelanda-2015.

Andreas Pereira es el dueño de todas las pelotas detenidas de Brasil Sub-20 y será clave ante Senegal, un equipo físico al que los brasileños deberán controlar con posesión de balón, una especialidad del exvolante del PSV holandés por el que suspiró Sir Alex Ferguson para llevárselo a Old Trafford en 2011.

afp/livefutbol