30.09.2016 18:49 h

Hajduk-Dinamo Zagreb: Duelo de aficiones

Junior Fernandes celebra un tanto del Dinamo Zagreb en Champions. (Foto: Getty)
Junior Fernandes celebra un tanto del Dinamo Zagreb en Champions. (Foto: Getty)

El antagonismo norte-sur, un duelo entre la capital próspera y el puerto deprimido: como todos los años, el gran duelo del fútbol croata, entre el Dinamo de Zagreb, rival de Juventus y Sevilla en Liga de Campeones, y el Hajduk Split asegura mantener alta la tensión este domingo.

Entre ambos gigantes del país balcánico han conquistado todos los campeonatos menos uno desde la independencia de Croacia en 1991. Cuando pertenecían a la extinta Yugoslavia llegaron incluso a arrebatar títulos a los clubes de Belgrado, el Partizán y el Estrella Roja. 

A finales de la década de los años ochenta, cuando las tensiones en Yugoslavia estaban a punto de derivar en el conflicto bélico, los partidos entre ambos clubes croatas tenían un carácter mucho más amistoso. En los estadios Maksimir de Zagreb y Poljud de Split, los aficionados unían sus voces para celebrar "dos clubes hermanos de los que toda Croacia estaba orgullosa".

"En 1990, cuando yo jugaba, los aficionados cantaban juntos", recordaba en 2009 Slaven Bilic, salido del Split, que vistió el 120 ocasiones la camiseta del Hajduk. Pero a mediados de los 90 la rivalidad deportiva se transformó en odio.

Desde la independencia, el Dinamo está asociado al poder, no en vano era el equipo del padre de la nación, Franjo Tudjman, que en contadas ocasiones se perdía un partido y llegó incluso a cambiar la denominación del club (Croatia Zagreb), en contra de la opinión de los aficionados.

Ayudas generosas

La ciudad de Zagreb financia generosamente al Dinamo, cuyos dirigentes mantienen vínculos estrechos con la dirección del HDZ, el partido conservador de Tudjman, que siempre ha estado en el poder. Empezando por los hermanos Mamic, Zdravko y Zoran, acusados de apropiación indebida en traspasos de jugadores.

El primero de ellos, considerado como el capo del fútbol croata, no oculta haber financiado la carrera política del presidente de la República Kolinda Grabar-Kitarovic. Aunque sus problemas con la justicia le obligaron a dejar Dinamo (al igual que su hermano dejó de entrenarlo), se mantiene como consejero.

Los responsables del Dinamo "han puesto al conjunto del fútbol croata al servicio de sus propios intereses o de los de su club", acusa Damir Grujic, responsable de los aficionados del Hajduk. "Consideramos al Dinamo como un símbolo de las irregularidades y de la ausencia de transparencia financiera", añade.

Ante un Hajduk estrangulado económicamente, "el Dinamo es el gran ganador de la irrupción de la política en el fútbol", explica a la AFP el sociólogo especializado en deporte, Drazen Lalic, de la universidad de Zagreb. El Dinamo conquistó los once últimos campeonatos.

A falta de resultados deportivos, el Hadjuk se enorgullece de su afición: "El Hajduk es una religión secular, la mayoría de los habitantes de Split y de la región de Dalmacia lo sienten así", según Drazen Lalic.

Acciones ajenas al deporte

Sólo el apoyo a la selección croata les une. Un apoyo frecuentemente vuelto en contra de los intereses de la federación. Sus cánticos pronazis, sus actos vandálicos, como en la reciente Eurocopa de Francia... tienen según algunos, el objetivo de debilitar a la federación croata obligándola a pagar multas. Mamic, y el presidente de la Federación, el exjugador del Real Madrid Davor Suker, suscitan las iras de los aficionados de ambos clubes.

Los "ultras" del Dinamo, los "Bad Blue Boys", que reprochan a Mamic su enriquecimiento, han boicoteado los partidos los últimos seis años. Su huega de animación toca a su fin. Una buena noticia para el club, pero que no lo es tanto para las autoridades que se encargan de velar por que no haya incidentes en el derbi.

afp/livefutbol