30.01.2017 19:55 h

Bancé, un trotamundos que amenaza a Egipto

Bancé, un trotamundos del fútbol. (Foto: Getty)
Bancé, un trotamundos del fútbol. (Foto: Getty)

El gigante delantero Aristide Bancé (1,93 m, 95 kilos) es una de las armas de Burkina Faso para enfrentarse el miércoles a Egipto por un puesto en la Copa de África, en lo que sería un premio a la carrera de este goleador y trotamundos del fútbol.

En el momento en el que coló un obús en el arco tunecino, los observadores desplazados a Gabón buscan el currículum de este delantero, que también destaca por su pelo teñido de rubio.

Bancé es ya un veterano de 32 años que apenas puede contar en la cantidad de países en los que ha jugado, un verdadero trotamundos: desde Costa de Marfil a Letonia, Alemania o Dubái, pasando por Ucrania y Kazajistán, además de pequeñas estancias en Bélgica o Turquía.

"Creo que son 12 clubes. Al menos he viajado y he vivido muchas experiencias", bromea el espigado atacante a la AFP. De hecho, si se hace caso a la ficha sobre este jugador que aparece en varias páginas de internet especializadas, son doce países y una veintena de clubes.

Para este burkinés nacido en Costa de Marfil el éxodo comenzó en 2002, cuando abandonó Uagadudú en el pico más alto de la crisis marfileña por la lucha de poder entre el entonces presidente Laurent Ggagbo y el jefe de la oposición Alassane Ouattara. "De alguna manera, fue por proteger nuestras vidas", explicó recientemente Bancé al ser preguntado por los motivos que le llevaron a abandonar su país de nacimiento.

Tras unos meses en el Santos, un club de la capital burkinesa, Bancé dio el salto a Europa, al Lokeren belga. Esa fue la primera de sus experiencias en equipos modestos, lejos del brillo que ofrecen los millones de Real Madrid o París SG.

"En algunos países no tuve mucha suerte. Cuando fui a Dubái (2010), al principio todo iba bien. Al cuarto mes empecé a tener problemas con el salario. Cuando el club deja de pagarte, te dicen que quizás no entras en el sistema de entrenador... tuve verdaderos problemas en Dubái", recuerda el exjugador del Al-Ahli.

"Fui a Finlandia (al HJK Helsinki) para jugar la Europa League. En Letonia (Riga FC) también era profesional. Allá me pagaban. Me acostumbré al frío tras una estancia en Ucrania (Metalurg Donetsk)", relata.

Su último viaje, de Riga a Abiyán, en un regreso a sus orígenes, al ASEC Mimosas de la capital marfileña, se explica por razones de calendario. "En Letonia el campeonato no se reanudaba hasta el mes de marzo. Para mí lo más importante era jugar" para preparar la Copa de África.

Unas nociones de inglés le sirven para desenvolverse en todos los sitios, de Samsunspor (Turquía) a Pavlodar (Kazajistán): "No necesito ayuda en una tienda. Para el resto, no salgo mucho. Estoy siempre en casa. Entrenamiento, casa, entrenamiento, casa... y en el campo no existen los idiomas".

A sus 32 años, el comodín de Burkina Faso no espera un nuevo traspaso y está decepcionado con los agentes que han gestionado su carrera: "Es un oficio realmente ingrato. Cuando juegas, la gente viene a verte de todos lados. Los agentes tratan de contactarte. Pero cuando dejas de jugar, ningún agente te llama".

Una buena actuación en la semifinal, e incluso en una hipotética final, podría darle la oportunidad de firmar un último gran contrato, pero ahora mismo su única prioridad es la Copa de África. "En 2013, llegamos a la final y no ganamos la copa. Tenemos que mejorar lo de 2013, porque nuestro pueblo ya vivió aquello", dice recordando la derrota contra Nigeria que impidió a su país una primera corona continental.

afp/livefutbol