De ser un recinto ultramoderno con un terreno de juego de lujo al que acudían las principales estrellas del fútbol, el Donbass Arena de Donetsk, feudo de los rebeldes prorrusos al Este de Ucrania, ha pasado en unos meses a un estado de semirruina.

Mientras la vecina Rusia alberga la Copa de las Confederaciones, este estadio que acogió en 2012 una semifinal de la Eurocopa está abandonado luego de que la ciudad fuese tomada por los rebeldes armados que luchan con las fuerzas ucranianas desde 2014.

"Es muy triste que no podamos acudir al estadio", cuenta a la AFP un aficionado local, Iuri Javoronkov, de 50 años, desde un bar contiguo al estadio que presenta escasa clientela. "Era La Meca de nuestro fútbol, un lugar en el que nos reuníamos todos", recuerda este aficionado ya con canas en la cabeza.

En 2009 cuando fue inaugurado el estadio todo era diferente en Donetsk, capital oficiosa de la región minera del Donbass. El oligarca más rico de Ucrania, Rinat Akhmetov, originario de Donetsk, gastó cerca de 350 millones de euros en la construcción del nuevo estadio del Shakhtar, del que era presidente.

Para ello contrató a los arquitectos que habían trabajado en el Allianz Arena del Bayern Múnich y en el estadio de Pekín, denominado el 'Nido del Pájaro', para los Juegos Olímpicos de 2008. Incluso invitó a la diva del pop Beyoncé a cantar en la solemne inauguración del estadio.

En junio de 2012, el Donbass Arena fue testigo de la victoria de España ante Portugal en semifinales de la Eurocopa, y estrellas como Cristiano Ronaldo, Andrés Iniesta y Xavi Hernández pisaron su entonces inmaculado césped.

Pero dos años después, con la destitución del presidente prorruso Viktor Ianukovitch y la anexión por Rusia de la península de Crimea, Donetsk y el Este de Ucrania están inmersos en un conflicto entre las fuerzas de Kiev y los rebeldes prorrusos que ha causado más de 10.000 muertos.

Viaje al exilio

La ciudad, en el epicentro de los combates, así como el club Shakhtar Donetsk y su estadio sufrieron las consecuencias. En mayo de 2014, el club suspende todos sus partidos en su estadio y abandona la ciudad después de un llamamiento internacional a detener las competiciones deportivas en zona de guerra.

Pero el pasado mes de marzo los rebeldes tomaron el estadio y otros bienes inmobiliarios que pertenecientes al oligarca, acusado de jugar a dos bandas en el conflicto. Después de la caída del estadio en manos rusas, Akhmetov dejó de financiar su mantenimiento, y el personal fue reducido drásticamente.

Un césped con síntomas de falta de riego, la iluminación defectuosa, y la tienda de recuerdos vacía, el estadio es hoy un símbolo más de la ruina provocada por el conflicto. Aunque los rebeldes prorrusos anunciaron recientemente su intención de volver a poner en marcha el estadio, no precisaron quién correría con los gastos y no se ha anunciado ninguna fecha para su reapertura.

afp/livefutbol