18.06.2019 17:56 h

Egipto frente al reto de organizar la Copa de África

Primera Copa de África de Naciones (CAN) con 24 equipos, una designación tardía, dudas por la seguridad; Egipto asume el reto para albergar desde el viernes hasta el 19 de julio a la flor y nata del fútbol continental, en un calendario al que se añade el entierro del expresidente Mohamed Morsi.

El país ha tenido que afrontar la muerte de Mohamed Morsi, el lunes, enterrado el martes en absoluta discreción y con alta protección policial. El expresidente egipcio salió de la organización prohibida de los Hermanos Musulmanes. Su muerte llega cuando el país de los Faraones albergará la CAN por quinta vez, pero la primera desde la revuelta de 2011.

Hasta enero no se supo que el país de los 'Faraones' sería el elegido para sustituir a Camerún, descartado debido a los retrasos en la construcción de las infraestructuras y por la inestabilidad. Aunque Egipto no vive problemas en cuanto a obras -los tres estadios de El Cairo y los de Alejandría, Suez e Ismailía ya estaban construidos- no puede sacar pecho en cuanto al problema de la seguridad.

La caída del régimen de Hosni Mubarak a raíz de los sucesos de 2011 fue seguida de un largo periodo de inestabilidad, y aún se viven sacudidas agitan la vida social y política del país. Una insurrección liderada por una rama local del grupo Estado Islámico (EI) continúa activa al norte del Sinaí (Este de Egipto). Varios centenares de policías y militares fueron asesinados desde la destitución por el ejército en 2013 de Morsi.

Otros atentados recientes tuvieron como objetivo a turistas extranjeros y a la comunidad copta ortodoxa. En respuesta, el alto mando del ejército Abdel Fattah al-Sissi, elegido presidente en 2014, lideró una represión sin piedad contra el islamismo extremista, pero de paso contra toda forma de oposición.

En ese contexto Egipto alberga la primera CAN con 24 selecciones, por las 16 hasta el presente, lo que representa un esfuerzo suplementario de organización y de logística.

A pesar del poco tiempo concedido al país, las autoridades y la Confederación Africana insisten en que Egipto está preparado para el evento.

"Los seis estadios son magníficos, de clase mundial", afirma a la AFP el dirigente nigeriano Amaju Pinnick, presidente del comité organizador de la CAN.

Pero las últimas semanas no han estado exentas de contratiempos. A finales de abril, el comité organizador fue objeto de las críticas de los aficionados egipcios después de haber anunciado unos precios considerados elevados para las entradas de los partidos de los 'Faraones', mientras el país lucha por salir de una grave crisis económica.

Según las cifras oficiales, el 28% de los egipcios vive bajo el umbral de la pobreza y los ingresos medios por habitante ascienden a cerca de 4.000 libras egipcias (210 euros). La cólera de los aficionados obligó a los organizadores a reducir el precio de los billetes para los partidos de Egipto a 150 libras (8 euros) en lugar de 200 libras.

El periodista deportivo egipcio Walid al-Adawi opinó para la AFP que los elevados precios de las entradas debían favorecer el acceso a las gradas "a una categoría de personas capaces de desenvolverse por internet". Pero numerosos egipcios no tienen acceso a la red y por tanto no pueden utilizar este medio para reservar sus localidades. Y el precio de las entradas no les alentó a acudir a cibercafés para reservar en línea, ni siquiera luego de la bajada de las tarifas.

Durante la última CAN en Egipto en 2006, los estadios estaban repletos de aficionados de todas las edades y estratos sociales. "Toda experiencia tiene complicaciones al principio", relativiza Mohamed Fadl, antiguo jugador egipcio y director ejecutivo de la CAN.

Conflicto de los medios de comunicación

Otro asunto que suscita descontento es la cuestión de la difusión de los partidos por televisión. Las autoridades egipcias, que contaban con una difusión por la televisión pública vía el satélite Nilesat, vieron sus planes frustrados ya que los derechos están en manos de la cadena catarí beIN Sports.

Como país anfitrión, Egipto puede recibir las imágenes, pero estas no podrán ser difundidas en las ondas hertzianas, lo que implica la compra de antenas adaptadas, a precios a menudo prohibitivos para la mayoría de los hogares egipcios. En un país de cerca de 100 millones de habitantes, sometidos a una alta inflación, abonarse a beIN es un lujo que sólo pueden permitirse las clases acomodadas o los propietarios de bares ávidos de reunir a los hinchas en sus locales.

"¿Es razonable que Egipto, como país anfitrión, no pueda ofrecer los partidos en sus cadenas satélite? Es ridículo", estima Ahmed Abdel Meguid, aficionado al fútbol egipcio antes de añadir: "el fútbol en Egipto es más importante que la política. Es el único pasatiempo".

Pero para las autoridades, el desarrollo de los preparativos marcha como estaba previsto. "No hay crisis en la Copa de África de Naciones 2019", declaró el ministro egipcio de Deportes Ashraf Sobhi en febrero.

Para Egipto los desafíos son faraónicos: reafirmar el regreso del país a la escena internacional luego del caos de 2011 y borrar la decepción del Mundial-2018 en Rusia, donde Salah y sus compañeros se despidieron en primera ronda con pleno de derrotas.

afp/livefutbol