03.07.2021 17:56 h

Luis Enrique, la roca y el motor de una joven España

Luis Enrique ha logrado algo que pocos esperaban.
Luis Enrique ha logrado algo que pocos esperaban.

España empezó la Eurocopa sembrando dudas pero empujada por un Luis Enrique que no ha dejado de apoyar y mostrar su confianza ciega en el grupo, la Roja está a dos pasos de poder alzar un cuarto trofeo continental.

La sufrida victoria en los penales el viernes en los cuartos de final sobre Suiza (3-1, tras 1-1 al término del partido y de la prórroga), volvió a confirmar la apuesta personal de Luis Enrique por sus jugadores, pese a las críticas iniciales.

El técnico ha ido contra viento y marea con sus ideas y sus hombres para plantar a España en semifinales de un gran torneo por primera vez desde la Eurocopa de 2012, que la Roja acabó ganando, cierre de un ciclo mágico que empezó con el torneo continental de 2008 y siguió con el Mundial 2010.

"El seleccionador ha subido el nivel de la selección", afirmó este sábado el diario AS. "Ahora todos en el barco de Luis Enrique", titula este sábado su columna el subdirector de Marca, Emilio Contreras, asegurando que "esta selección ha conseguido lo que parecía imposible: devolver la ilusión a toda España".

Y sin embargo, no parecía eso cuando el 24 de mayo el técnico español dio su lista, sorprendiendo al dejar fuera el capitán Sergio Ramos, no convocar a ningún jugador del Real Madrid o llamar a muchos y jóvenes jugadores que juegan en ligas extranjeras. Llegaron los primeros dardos en comentarios que dejaban entrever que a los españoles les costaría identificarse con un equipo, con muchos jugadores a los que no ven jugar habitualmente y a lo que no ayudaron los dos primeros empates frente a Suecia y Polonia.

"A la afición no hay que pedirle, hay que darle", diría Luis Enrique, antes de la goleada contra Eslovaquia (5-0) en un partido a todo o nada que marcaría un punto de inflexión en el camino de la Roja.

El viento empezaba a soplar a favor de España, mientras su seleccionador mantenía una defensa acérrima de sus jugadores y de su filosofía de juego. "Voy a muerte con mis ideas", repite una y otra vez. Primero apostó por esperar a Sergio Busquets, cuando el capitán de la Roja dio positivo al covid-19 al inicio de la concentración, trastocando todo el plan de preparación a apenas una semana de iniciar la competición contra Suecia.

"Yo le voy a esperar", afirmaba rotundo, poniendo por delante su optimismo, incluso a pesar de la dura situación provocada por el positivo de Busquets.

Tragedia familiar

Preguntado entonces por cómo llevaba anímicamente la situación, Luis Enrique, que en 2019 perdió a su hija de nueve años Xana por un cáncer de huesos, aseguró que "para mí esto es un juego de niños comparado con algunas cosas que he tenido que vivir".

Después llegaría la defensa a ultranza de Álvaro Morata, blanco de las críticas por la falta de gol de la Roja, o de Unai Simón, por su fallo ante Croacia, maquillado por su buena actuación posterior.

"Menos mal que las oportunidades de hoy contra Suiza, las ha fallado Gerard Moreno, que si las falla Álvaro Morata lo empaláis. Los dos son mis jugadores y les quiero mucho", decía el viernes Luis Enrique.

"Nos ha pasado de todo", decía hace unos días el seleccionador español, que el viernes recordaba que, pese al escepticismo de muchos, "dije desde el principio que éramos uno de los ocho candidatos al título. Y ahora estamos entre los cuatro, es una cosa bonita, que nos llena de orgullo".

"La final es el objetivo", añadió Luis Enrique, que ha pasado de villano a héroe en España, tras hacer ir de menos a más a la Roja. "La España de Luis Enrique ya está aquí, entre los cuatro mejores de Europa. Más que le pese a algunos, este éxito lleva su nombre", concluyó Contreras en su columna. Ahora le espera la brillante Italia en Wembley el martes, un clásico del fútbol europeo por una plaza en la final.

afp/livefutbol