13.06.2015 13:46 h

En Egipto la represión llega al fútbol

Imagen de los ultras del Zamalek en un partido de la Liga de Egipto. (Foto: Imago)
Imagen de los ultras del Zamalek en un partido de la Liga de Egipto. (Foto: Imago)

Después de haber buscado durante cinco días a su hermano Ashraf, Mahmud lo halló finalmente "golpeado y electrocutado" en una comisaría de El Cairo, antes de que fuera llevado a prisión a la espera de su juicio por disturbios ante un estadio en febrero pasado.

Ashraf, de 21 años, y su sobrino de 14 años, Ali, son juzgados por su rol en una avalancha que provocó 19 muertos en el exterior de un estadio del Cairo el 8 de febrero, antes de un partido entre los equipos de Zamalek y Enppi. Testigos y organizaciones internacionales de derechos humanos acusaron inmediatamente a la policía de haber causado esas "chocantes muertes" -según Amnistía Internacional- al lanzar gases lacrimógenos contra espectadores atrapados entre barreras y una de las puertas de entrada del estadio.

Fotos y videos que circulan por las redes sociales han mostrado a decenas de individuos que apenas podían moverse, entre las alambradas y los policías. "Ashraf es inocente. Me dijo que lo habían golpeado y electrocutado sus genitales", relata Mahmud. La madre de Ali, Nagat, explica no haber podido abrazar a su hijo cuando lo vio en prisión porque "su cuerpo estaba cubierto de hematomas y de marcas de electrocución". La fiscalía acusa a los dos muchachos de pertenecer a un grupo de aficionados del club de Zamalek, Ultras White Knights, y de haber sido pagados por la cofradía islamista Hermanos Musulmanes para provocar las violencias.

Simples aficionados

La familia asegura que los dos jóvenes son simples aficionados del Zamalek, sin vínculo con los Ultras ni con la cofradía del expresidente islamista Mohamed Mursi, destituido por el ejército en 2013. "Los que deberían ser castigados son los organizadores del partido, y la policía que lanzó gases lacrimógenos" se indigna Mohamed, un líder de los Ultras White Knights. "Es un ajuste de cuentas político", denuncia.

Los jóvenes "ultras", abiertamente hostiles a la policía, participaron activamente en la revuelta popular de 2011 contra el presidente Hosni Mubarak, impulsado en parte en protesta por los abusos de las fuerzas de seguridad. El partido del 8 de febrero era uno de los primeros del campeonato de primera división abierto al público desde 2012, cuando se impusieron encuentros a puerta cerrada tras los disturbios vinculados al fútbol producidos en Port Said (norte), y que dejaron 74 muertos.

Trece de los acusados de los disturbios en El Cairo están encarcelados y su proceso se celebra el sábado. "Todos han sido torturados para obtener confesiones", según el abogado de varios de ellos, Mojtar Munir. La fiscalía negó hacer comentarios pero la policía rechazó estas acusaciones. "No lo hemos golpeado o torturado. La mayoría eran jóvenes sin experiencia, y confesaron rápidamente" indicó a la AFP un alto responsable de la policía.

Human Rights Watch (HRW) subrayó de su lado la "casi total impunidad" que tienen las fuerzas de seguridad bajo el presidente Abdel Fatah al Sisi, exjefe del ejército que provocó la caída de Mursi. Más de 1.400 manifestantes islamistas murieron en los meses posteriores a la destitución de Mursi, y más de 40.000 personas fueron detenidas, según HRW. Centenares de personas han sido condenadas a muerte en expeditivos y masivos juicios.

afp/livefutbol