Los tres países con más títulos continentales (Egipto con 7 y Camerún y Ghana con 4 cada uno) y Burkina Faso como invitado sorpresa lucharán miércoles y jueves por meterse en la final de la Copa de África, que se disputará el domingo en Libreville, la capital de Gabón.

Los Faraones abrirán el fuego el miércoles contra los Potros burkineses, un equipo que nunca ha levantado el trofeo africano, pero que tampoco puede considerarse una enorme sorpresa, ya que fue finalista en 2013, perdiendo el título ante Nigeria. Además fue cuarto en la edición de 1998... en la que Egipto resultó vencedora.

El equipo que dirige el portugués Paulo Duarte mantiene el esqueleto de la selección subcampeona hace dos años en Sudáfrica, pero ahora tiene más experiencia, con el defensa del Málaga Bakary Koné, Alain Kaboré en el centro del campo, con los hermanos Alain y Bertrand Traoré en el ataque y Aristide Bancé como 'comodín' y abrelatas, como ya demostró en cuartos inaugurando el marcador ante Túnez (2-0) con un potentísimo disparo.

Los Potros, además, tendrán la ventaja de jugar de nuevo en Libreville, la capital gabonesa en la que existe una gran comunidad burkinesa. "Vamos a tratar de aprovecharnos de ello y, sobre todo, vamos a jugar como si estuviésemos en Uagadugú", aseguró este martes el 'malagueño' Koné.

"Todo jugador tiene sueños por cumplir. Se ha convertido en un objetivo para nosotros (el título), pese a que no habíamos venido forzosamente a por ello. Pero a medida que la competición avanza, nuestra ambición también crece", añade Koné, consciente de que en este tipo de eliminatorias puede suceder cualquier cosa.

Egipto, tras tres ediciones sin clasificarse para la CAN, vuelve a llegar a unas semifinales continentales de la mano del veterano técnico argentino Héctor Cúper y ya sueña con una octava corona.

El equipo norteafricano no ha encajado aún ningún gol en cuatro partidos y ha sabido rentabilizar perfectamente los tres goles que ha anotado hasta el momento.

En cuartos, frente a Marruecos, los Faraones volvieron a demostrar una gran solidez defensiva, en la que destaca su veterano arquero Essam El-Hadary, que a sus 44 años podría levantar un quinto trofeo continental.

Además de su poca eficacia ofensiva, agravada con la baja segura de Mohamed Elneny y la probable de Marwan Mohsen, dos piezas claves en el entramado atacante, Egipto podría pagar que ha tenido un día menos de descanso que su rival. "No es la situación ideal, pero no tenemos elección", admitió Cúper.

El jueves, en Franceville, Ghana y Camerún se disputarán el otro billete para la final. Si bien ambos suman cuatro títulos continentales, unos y otros llegaron con objetivos diferentes a Gabón.

Para las 'Black Stars' llegar a semifinales es casi un trámite, después de que lo habían logrado ya en las últimas cuatro ediciones, pero ahora están ante el desafío de romper una maldición que les impide levantar el trofeo desde 1982.

El israelí Avram Grant mantiene el grueso del equipo que se ha convertido en uno de los mejores del continente en los últimos años, con el capitán Asamoah Gyan, el centrocampista Christian Atsu y los hermanos Jordan y André Ayew, los hijos del mítico Abedi 'Pelé', que sueñan con levantar el trofeo como hizo su padre en 1982... el año del último título para los ghaneses.

Camerún, por su parte, comenzó el torneo sin grandes ambiciones debido a las múltiples ausencias de jugadores que prefirieron quedarse en Europa con sus clubes, como Joel Matip (Liverpool) o Eric-Choupo-Moting (Schalke).

La aventura camerunesa estuvo a punto de acabar en el último partido de la fase de grupos, ante Gabón, pero el poste y la actuación portentosa del arquero Fabrice Ondoa en el descuento clasificó a los Leones Indomables.

Y el joven portero del Sevilla, de 21 años, va camino de convertirse en la estrella de su selección, ya que volvió a ser decisivo en cuartos ante Senegal con varias paradas de mérito y, sobre todo, atajando el penal decisivo al senegalés Sadio Mané.

afp/livefutbol