La segunda quiebra en diez años del club de Parma podría ser declarada el jueves: un naufragio anunciado que pone en relieve de manera espectacular la profunda crisis del fútbol italiano, que acumula 1.700 millones de euros en deudas.

"Esperamos el jueves como una liberación", afirmó a la página web del diario Gazzetta di Parma el mediocampista Daniele Galloppa, que no recibe su salario desde hace siete meses, igual que sus compañeros. La audiencia del tribunal está fijada para el jueves, pero la sentencia puede demorarse.

Las cifras hablan por sí solas. El 13 de marzo, la asamblea de accionistas del club constató una deuda neta de 56 millones de euros. El endeudamiento bruto asciende a 200 millones de euros, según el alcalde de Parma, Federico Pizzarotti, teniendo en cuenta todas las deudas, préstamos y retrasos en los salarios.

El Parma, colista de la Serie A, no puede escapar a su dramática situación. La gran cuestión será saber si el club cae a la Serie B (2ª división), donde descenderá seguramente en el plano deportivo por su mala situación en el campeonato, o si baja hasta una categoría 'amateur'.

Un administrador judicial será designado y será en principio el encargado de pilotar la quiebra de la entidad, gestionando sobre todo los 5 millones de euros prometidos por la Lega (Liga Profesional Italiana) para ayudar al club a terminar la actual temporada y no dañar más al campeonato de primera división.

Este miércoles, el presidente del Parma desde febrero, Giampietro Manenti, fue detenido junto a otras 21 personas por sospechas de blanqueo de dinero y utilización de tarjetas bancarias falsificadas. Una situación triste para el club en el que brillaron Hernán Crespo, Lilian Thuram, Fabio Cannavaro y muchos otros. Un Parma que ganó tres veces una competición europea (Recopa de Europa en 1993, Copa de la UEFA en 1995 y 1999).

Síntomas de desplome

La espectacular caída del club, la segunda en diez años después del 'crash' de la empresa Parmalat, es el signo de que "algo no funciona" en la Serie A, afirma el entrenador del Parma, Roberto Donadoni. "Tres cuartos partes de los equipos están endeudados en varios millones de euros", señala.

Puede que tras el Parma sea el turno de otros. La Serie A suma deudas de 1.715 millones de euros, según la investigación anual de La Gazzetta dello Sport sobre las finanzas del 'Calcio'. Sólo en la temporada 2013-2014, los 20 clubes de la élite italiana perdieron 222 millones de euros. El Nápoles es una excepción, con 20 millones de euros de beneficio. El club, en manos del productor de cine Aurelio De Laurentiis, encadena un séptimo año de balance positivo.

El presidente del Cesena, Giorgio Lugaresi, es el único de la Serie A que votó en contra de que la Lega destinara fondos para ayudar al Parma. "Sabemos cómo el Siena y el Bari, apoyados hasta el final, terminaron (en la bancarrota). Nosotros, en el Cesena, nos hemos esforzado para encontrar un equilibrio. Se le ha permitido todo al Parma, en enero hasta pudieron fichar", recuerda para justificar su posición.

La liga italiana, nostálgica de su glorioso pasado, ha perdido atractivo y cada año ve cómo grandes estrellas buscan otros horizontes. No ha sabido adaptarse a los tiempos modernos: los estadios son viejos y se vacían cada vez más, mientras los clubes no han sabido diversificar sus fuentes de ingresos, al contrario que ocurre en los otros grandes campeonatos europeos.

La Serie A obtiene su mayor fuente de financiación de la cadena de televisión Sky y es precisamente la liga europea más dependiente de los ingresos por derechos de retransmisión: según La Gazetta dello Sport, un 58% de su cifra de negocio proviene de esa partida. En el caso del Parma, ningún sistema de alerta funcionó y el club fue incrementando su déficit, cuando había síntomas de que sus arcas se estaban vaciando: desde 2011 no pagaba a su ciudad el alquiler del estadio Tardini.

afp/livefutbol