El delantero belga Dries Mertens continúa en estado de gracia en el Mundial de Brasil, siendo el mejor Diablo Rojo este domingo en la victoria 1-0 ante Rusia, hasta que fue sustituido en el minuto 75 por Kevin Mirallas.

El extremo del Nápoles ya había sido uno de los mejores de la selección belga frente a Argelia marcando el gol de la victoria de los suyos (2-1) y este domingo volvió a repetir una brillante actuación en el estadio de Maracaná. A medida que pasan los partidos se perfila como la mejor arma ofensiva de un conjunto que, sobre el papel, no está falto de ellas.

El pequeño jugador (1'69 metros), que esta temporada ganó la Copa de Italia con el Nápoles, fue un quebradero de cabeza constante para Dimitri Kombarov. Ya en el minuto 4, el jugador recibió de Kevin De Bruyne para soltar un disparo que repelió in extremis el defensa Serguei Ignashevitch. Mertens volvió a repetir después tres veces a lo largo de la primera parte (20, 22, 35), optando en otros ocasiones por ceder al resto de los atacantes belgas.

El atacante también fue muy útil en el plano defensivo, donde no escatimó esfuerzos para contrarrestar los ataques rusos.

El fútbol es un juego y es una fiesta

Al contrario que algunos de sus compañeros que parecen agarrotados, como Romelu Lukaku, Mertens juega muy relajado. "Disputar un Mundial es un placer inmenso. El fútbol es un juego y es una fiesta. No me rompo mucho la cabeza cuando estoy en el terreno. Doy todo lo que tengo", había explicado la víspera del partido.

"Cuando marqué (frente a Argelia), no sabía donde estaba. No he dormido mucho, la adrenalina todavía estaba corriendo por mi cuerpo, pero ya me he recuperado desde entonces", añadió.

afp