10.12.2014 16:07 h

El Liverpool, castigado por las prisas por recuperar su prestigio

El Liverpool, eliminado el miércoles en la Champions de forma dolorosa tras empatar (1-1) en casa contra el Basilea, ha acusado sus numerosas lesiones pero sobre todo la mala preparación del torneo por intentar recuperar demasiado rápido el prestigio perdido.

En la primavera pasada, los Reds, subcampeones de Inglaterra, no perdieron el título inglés técnicamente sino mentalmente. Más espectaculares pero menos maduros que los jugadores del City, el Liverpool sufrió un bloqueo en su juego. Un bloqueo, que continúa seis meses más tarde.

La Liga de Campeones es una competición durísima, aunque la plantilla esté llena de calidad, no posee mucha experiencia, y el capitán Steven Gerrard no puede salvar la situación siempre. Sobre todo teniendo en cuenta que tiene 34 años.

Ante el Basilea suizo, que ha disputado la Champions League en cuatro de las últimas cinco ediciones, el Liverpool, ausente de la competición desde 2009, contó en su alineación con seis jugadores que no habían disputado ningún 'minuto Champions' hasta septiembre: Jordan Henderson, Raheem Sterling, el español José Enrique, el belga Simon Mignolet, el galés Joe Allen y Rickie Lambert.

Mientras que una participación regular en la Champions es un factor clave para brillar, el Liverpool sufrió una sequía que le obligó a renovarse cada año. También ha podido pesar la inexperiencia de su entrenador Brendan Rodgers, que empezó a conocer la competición al máximo nivel en 2012 con su llegada al banquillo de Anfield, ya que como jugador nunca llegó a alcanzar tal escalón.

La defensa, el punto débil 

Su discurso basado en el juego corto, el ataque y la posesión es seductor, pero los accionistas prefieren una táctica más pragmática. Pese a su esfuerzo y voluntad por mejorar en busca de nuevos éxitos, el club inglés sigue teniendo problemas en las dos áreas del campo.

Ofensivamente, la larga lesión de Daniel Sturridge ha debilitado al equipo. Tras una gran temporada con 22 goles en 29 partidos de liga, el delantero inglés de 25 años debería haber tomado el relevo del uruguayo Luis Suárez, traspasado este curso al Barcelona, pero lleva sin jugar desde septiembre. El italiano Mario Balotelli, contratado a toda prisa en el cierre del mercado de fichajes, está resultando ser una mala elección, y Sterling, la promesa Red de 20 años, está acusando la responsabilidad de guiar al equipo

La defensa sigue siendo el punto débil del equipo. A la marcha del experimentado central danés Daniel Agger, hay que sumarle la llegada de un nervioso croata Dejan Lovren, que no está demostrando la fiabilidad que tuvo la temporada pasada en el Southampton.

Las estadísticas son abrumadoras: Solo han terminado cuatro de 23 partidos sin recibir un gol, con un total de 31 tantos recibidos en todas las competiciones. Parece claro que el Liverpool no ha gestionado bien a ningún nivel la pretemporada de su vuelta a la máxima competición europea.

Tras conseguir la segunda plaza en la Premier League, el Liverpool, cegado por el éxito, aceleró sin haber construido unas bases que le dieran cierta consistencia al proyecto deportivo. Cierto que la salida de Suárez parecía inevitable. Pero, parece que la venta del prolífico uruguayo, que dejó cerca de 80 millones de euros en el club, ha salido cara.

Sobre todo, es un error invertir 140 millones de euros en ocho jugadores, hombres que se tienen que integrar en un sistema que requiere de automatismos para ser eficaz. En vez de invertir 40 millones de euros en jugadores contrastados, los dirigentes decidieron gastar 20 millones en diamantes sin pulir. Desafortunadamente para los Reds, su mala competición europea ha afectado al campeonato liguero. El Liverpool ve peligrar su participación en la próxima Liga de Campeones debido al noveno puesto que ocupa actualmente en la clasificación. Una posición que puede empeorar el domingo en su partido contra el Manchester United.

afp