A uno le gusta tener el balón, esconderlo y volver loco al rival con su ya sello bautizado 'tiki taka' y al otro aferrarse a un catenaccio histórico pero renovado que exprime cada error del oponente para ganar. Ese será el show táctico que propondrá el España-Italia de octavos de la Eurocopa en París, en un clásico de estilos que atrapa las miradas de la Eurocopa.

Imperdible cara-contracara. Duelo de estilo en el Stade de France de Saint Denis, en las afueras de París, el lunes por un boleto en cuartos de final, en una reedición de la final de 2012 en Kiev ganada por los españoles 4-0 ante una Italia de Cesare Prandelli que intentaba jugar a otra cosa, parecerse al bonito Barça, con el mago Andrea Pirlo disfrazándose de Andrés Iniesta.

Precisamente, del cerebro del crack del Barcelona dependerá especialmente el once de Vicente del Bosque para quebrar una defensa que deja pocos huecos, con tres centrales duros, Andrea Barzagli, Giorgio Chiellini y Leonardo Bonucci, casi infranqueables en el mano a mano con relevos en zona, que funciona de maravilla desde hace años en la Juventus, gigante italiano en el que militan junto con el genial portero Gianluigi Buffon.

Ese es el 'neocatenaccio' con el que choca España, sin líbero pero con tres pilares firmes atrás, sin laterales fijos pero carrileros que van y vienen, como armó el técnico Antonio Conte en sus inicios en la Juve. Y le ha dado éxito.

Firme de arriba en los balones parados, si bien la Roja tiene un poder ofensivo aéreo importante en los balones parados con sus centrales Sergio Ramos y Gerard Piqué -autor de un gol de cabeza ante República Checa en el debut-, la fórmula para quebrar a la Nazionale pareciera estar por abajo, con la sociedad Fábregas-Silva-Iniesta, que dependerá especialmente de la efectividad que muestren el lunes en Saint Denis sus puntas Nolito y Álvaro Morata para aprovechar alguna filtración en el muro italiano.

Italia saldrá a presionar y achicar espacios en el medio para impedir que su rival llegue cómodo a los tres cuartos decisivos. Para ello, Florenzi, Giaccherini y Parolo deberán multiplicarse por las bandas en apoyo del experimentado eje de equilibrio que es Daniele de Rossi. Aunque el verdadero trabajo de contención empieza desde arriba con Éder y Pelle, quienes corren y tapan la salida clara del rival para forzar el pelotazo que fácilmente despeje la BBC.

Su tarea será al filo, ya que los italianos jugarán con una amenaza de suspensión altísima: diez de sus hombres, entre ellos toda su retaguardia más De Rossi, han visto la tarjeta amarilla y otra cartulina los deja fuera de cuartos, donde se asomaría eventualmente Alemania, otro peso pesado.

En contraposición, la Roja es el equipo que menos sanciones ha recibido (Ramos) y menos faltas cometido detrás de Inglaterra, gracias a una posesión de balón que limita efectos colaterales, aunque las antenas paradas deberán estar en contener los contraataques, pecado que cometió contra Croacia (caída 2-1 con una contra que agarró mal parada a toda la zaga).

El brasileño nacionalizado Éder es una de las armas que tiene Italia para lastimar. Marcó un golazo casi en solitario contra Suecia (1-0) en fase de grupos, mostrando que se las puede arreglar solito al pescar un pelotazo que explote una defensa desarmada.

Para contrarrestar ese trabajo en bloque con un cubo mágico del raspado, los españoles tendrán que agrandar la cancha y para eso nada mejor que usar a los laterales. Juanfran por derecha y Jordi Alba por izquierda deberán ser descarga y profundizar los toques incisivos que abran Sergio Busquets e Iniesta, el maestro de orquesta que lidera la tabla de pases del certamen de su once con 93% de éxito, para generar filtraciones que puedan terminar de rematar Nolito o Morata, el máximo artillero con tres tantos junto a Gareth Bale, en un torneo que se arriesga poco, se respeta mucho al rival y tiene pocos goles.

afp/livefutbol